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MI CAMINO EMPRENDEDOR

Ricardo Orrego, 17 de Abril, 2021

Mi camino emprendedor

Desde que estaba en el colegio me veía trabajando en algo que me gustara, en ese tiempo no tenía muy claro que, pero sería en algo que me hiciera feliz.

Como todos, pasé por muchas opciones, nunca pensé en ser bombero o futbolista, pero si pase por agronomía, kinesiología y química.

El tiempo hace su trabajo y lo hace bien, eso uno no lo ve cuando se siente confundido y sin saber qué rumbo tomar. Conocí el diseño gráfico, con aquello terminó una etapa, pero empezaba otra. ¡Ya sé lo que me gusta! OK, ¿Qué hago ahora?

Estudié, lo pasé bien, aprendí mucho. Se empezaba a aclarar lo que quería lograr laboralmente. Otra etapa terminaba y otra empezaba, pero venían nuevos desafíos.

Empecé mi vida laboral. Al corto tiempo me di cuenta de que las cosas no eran como lo había pensado o me lo habían contado. Conocí la realidad de mi profesión, tal vez solo fue por los lugares donde me tocó trabajar. Tuve buenas experiencias y también malas, lamentablemente la mayoría.
Y no me malinterpreten, en esos trabajos hice grandes amigos, tuve lecciones de vida y laborales, que sin saberlo, me estaban preparando para lo que llegaría… otra vez, el tiempo estaba haciendo lo suyo.
Lejos de abatirme y de perder el amor por lo que hago, decidí tomar el control. Decidí pasarla bien haciendo mi pega, porque al final, de eso se trata.

Otra etapa empezaba, ¡me independicé! Empecé a trabajar freelance boleteando. De a poco me hice una cartera de clientes, estaba tranquilo. Sin darme cuenta empecé a crecer, mis clientes empezaron a pedirme facturas. El Servicio de Impuestos Internos me castigaba en la devolución de impuestos. ¡Así que me lancé! Nació mi primer pequeño estudio de diseño. Se llamaba Xpertise.

Le metí lucas, tuve un socio, una pequeña oficina, contratamos gente, éramos pocos, pero la pasamos bien, hicimos bonitos proyectos. Pero el tiempo una vez más me hacía ver las cosas. Faltaba preparación, confianza, guías, experiencia… tantas cosas.

Gracias a mi familia, mi gran red de apoyo, y a que las ganas y la pasión por lo que hago no murieron, salí del hoyo. Y quedaba claro lo que había que hacer. ¡Vamos por otra etapa! ¡me lancé de nuevo!
Ahora con mayor experiencia, con vínculos más fuertes, con más aprendizaje. He aprendido que la confianza, la lealtad y el trabajo bien hecho son una inversión que siempre estará contigo.

Un día me dí cuenta que mientras vivía estas experiencias, me estaba convirtiendo en un emprendedor, o tal vez siempre lo fui. El tiempo, una vez mas, me demostraba que hace su parte.

Todos tenemos algo que entregar, algo que nos gusta hacer, dejar huella. Si ya te diste cuenta de esto, es porque el tiempo ya hizo su parte. No esperes más, ¡ahora te toca a tí! sé feliz, lucha por lo que quieres.

El camino del emprendedor no es fácil y mucho menos corto. Incluso es muy posible que no te hagas millonario si es lo que buscas. Pero la satisfacción de hacer lo que realmente quieres, de terminar cada día sabiendo que aprendiste algo nuevo y que estás haciendo la diferencia para tí y los demás, es enorme… es una forma de vida.

 

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